lunes, 31 de marzo de 2014

Zwischenblutung

Como ya os conté al principio, hace ya casi dos años que dejé los anticonceptivos y, por mucho que lo desee, todavía no he vuelto a ser la misma que antes de usarlos. Prueba de ello es que mis reglas siguen durando poquísimo (aproximadamente dos días, si llega) y que en estos casi dos años sólo he tenido dos ciclos que duraran más (5 y 7 días).  La pena es que ni fueron consecutivos, más bien a voleo, ni han sido los dos últimos (¡ya me gustaría!).

Ya he leído en varios sitios de internet que es normal tener este tipo de ciclos al dejar los anticonceptivos, pero también que lo normal es que al cabo de un año como máximo todo vuelva a la normalidad. Bueno, pues yo ya llevo casi dos años esperando y no sólo no mejora sino que empiezo a pensar que incluso sigue empeorando.

Desde que dejé el Nuvaring, mis reglas han sido siempre anunciadas un par de días antes por una Schmierblutung (término que no sé decir en español), excepto en los dos ciclos de mayor duración que he citado antes en los que mi regla fue normal y no fue precedida de ésta. A veces empieza con unos pocos moquillos elásticos de color marrón oscuro y otras con un flujo tirando a rosado que poco a poco se va oscureciendo hasta que unos días después llega la menstruación, ésta ya de color rojo intenso.

Bueno, pues cuando ya pensaba que peor no podía ser, este ciclo se me ha vuelto loco y me ha jugado otra mala pasada.

El miércoles pasado, día 21 del ciclo, noté de nuevo esos moquillos marrones y pensé: “Joder, este ciclo va a ser el más corto de mi vida”, pero decidí no deprimirme del todo hasta que me bajara la regla de verdad, cosa que ocurrió el viernes, día 23 del ciclo, haciendo que ese ciclo fuera efectivamente el más corto de toda mi vida.

Pero lo peor no queda ahí. Es que cuando ya me había hecho a la idea… ¡la regla desapareció! Por arte de magia, a las pocas horas, dejé de sangrar y la Schmierblutung se fue también. Durante tres días no ha pasado absolutamente nada: ni flujo, ni sangrado, ni mancha marrón, ¡nada! Y yo, os podéis imaginar cómo estaba: ¿Será el sangrado de implantación? ¿Será por el cambio de tiempo (que no de hora, que eso fue dos días después)? ¿Será el estrés que he tenido en el trabajo?... Ni idea. Lo único que sé es que desde hoy vuelvo a tener la dichosa Schmierblutung y a la espera estoy de que me baje la regla, eso sí, ya en un día más razonable.

No sé si es algo que os ha pasado a las demás más veces y por eso creéis que no debería preocuparme, pero a mí me preocupa, más que nada porque mi instinto, que siempre suele acertar con estas cosas, me dice que esto no es normal. Nunca en mi vida he tenido una Zwischenblutung (de nuevo un término que no sé decir exactamente en español) y por eso pienso que creo que algo puede estar mal.

He buscado información sobre este tema y… ¡qué miedo da! Que si puede ser un quiste, que si es un mioma, un cáncer… Menos mal que también en la mayoría de los sitios se dice que tanto la Schmierblutung como la Zwischenblutung se pueden deber a que se tiene la progesterona baja (Gelbkörperschwäche en alemán) y para eso podría ser suficiente un tratamiento con pastillas.

Si es verdad que es por la progesterona baja entonces imagino que es porque este ciclo la progesterona ha estado más baja que nunca o porque esos días me bajó sobremanera, lo que me provocó el sangrado. Y si es por una bajada drástica de progesterona entonces imagino que se verá en los resultados de los análisis que casualmente me hice el jueves en el KiWuZe. En un par de días podré llamarlos y me dirán si hay algún desarreglo hormonal. ¡Espero que sí!

Pero mientras tanto… a seguir dándole vueltas a la cabeza, a morderse las uñas, a subirse por las paredes, a esperar que me baje la regla de nuevo en los próximos días o, mejor aún, ¡que me dé positivo el test de embarazo, lo que significaría que sí fue el sangrado de implantación!

Ya os contaré en los próximos días qué resultó de la espera. ¡Mandadme ánimos!

viernes, 28 de marzo de 2014

De nuevo, mi sistema inmunológico spinnt

Esta semana he tenido mucho trabajo y el lunes, de nuevo, me levanté con los ganglios inflamados y el herpes labial amenazando, con sus latidos, con volver a salir.

Hacía menos de una semana que había tomado la decisión de dejar el zinc y reducir el consumo de vitaminas artificiales (dejé las A-Z Mama y empecé a tomar sólo ácido fólico con vitaminas del grupo B) para ver si mi sistema inmunológico era lo suficientemente fuerte para luchar por sí mismo contra las enfermedades, pero parece que este experimento ha demostrado que mi sistema inmunológico sigue estando hecho una mierda.

Esta mañana he ido a mi médica de cabecera y le he contado, de nuevo, que estoy enferma siempre, que en menos de dos meses he estado resfriada ya cuatro veces, que esta semana otra vez mis ganglios estaban inflamados y mi herpes latiendo, que cada dos por tres tengo algo nuevo (la alergia de octubre, la sinusitis del año pasado, las tendinitis…) y que tengo miedo de que esto no mejore nunca.

Por desgracia no me ha propuesto hacer análisis nuevos porque dice que los anteriores no son lo suficientemente antiguos y que no hay ningún motivo para preocuparse. Pero sí me ha dicho que vuelva a tomar el zinc sin falta y que además de la vitamina D, que no debo dejar, tome vitamina C desde octubre hasta Semana Santa, como los Winterreifen. También me ha recomendado Orthomol Inmun, unas vitaminas que venden en la farmacia y que, aunque cuestan una pasta, tampoco es que me ayudaran tanto cuando las tomé (hace tiempo) por mi cuenta. ¿Quién sabe? A lo mejor les doy una segunda oportunidad o, mejor dicho, a lo mejor me doy una segunda oportunidad a mí.

¿Alguna de vosotras ha tenido problemas con el sistema inmunológico desde que empezó a tomar la píldora o utilizó el anillo vaginal? ¿Qué hicisteis para fortalecerlo? ¿Cuánto tardasteis en sentiros como antes de empezar con los anticonceptivos hormonales?

Mi médica de cabecera sí cree que los anticonceptivos tuvieron algo que ver con mis problemas inmunológicos al principio pero no que casi dos años después de haber dejado los anticonceptivos éstos sigan siendo los culpables. Otra cosa que me ha dicho es que tengo que pararme a pensar si no será todo psicosomático, que me sienta mal viviendo en Alemania, que eche de menos mi país… Ya le he dicho que en España no era más feliz que aquí y que de los doce años que llevo viviendo en este país, sólo los últimos 4-5 años he tenido problemas con el sistema inmunológico, precisamente los 4-5 años en los que he sido más feliz que nunca. Por eso descartamos, de momento, que sea algo psicosomático.

¿Qué pensáis vosotras? ¿Hay alguien ahí que confirme mi teoría y me demuestre que no estoy loca?

viernes, 21 de marzo de 2014

Resultados de los análisis y ecografía

Ayer tuve otra cita en el KiWuZe con la Doctora T. Esta vez para hacerme una ecografía y un test postcoital y para que me dieran los Befunde. Era mi día 13 del ciclo.

En la ecografía me miró el estado de los ovarios y el tamaño del endometrio y del folículo, y me dijo que todo estaba bien y que no veía ningún motivo por el que no pudiera quedarme embarazada: el folículo estaba ahí, el endometrio tenía 10mm (creo que dijo 10) y parecía que la ovulación era inminente.

Para el test postcoital mi marido y yo tuvimos que mantener relaciones por la mañana para que pudieran mirar si los espermatozoides se movían con agilidad en mi flujo vaginal y llegar así al óvulo. Y sí, los espermatozoides nadan bien. Es una pena que esta información me la diera de refilón mientras me cambiaba detrás de la cortinilla (esa tan ridícula que hay en toda consulta de ginecología, me pregunto si habrá una ley que les obligue a tenerla) porque me habría gustado preguntarle si me dejaba mirarlos por el microscopio. ¡Habría molado!

Los resultados de los análisis de sangre también estaban bien. Bueno, bien para ella, porque yo esperaba que hubiera alguna hormona un poco baja y que con algún tratamiento hormonal volviera a su nivel adecuado y mis posibilidades de quedarme embarazada naturalmente fueran más altas. Pero, por ahora, no es así. Todavía tengo esperanzas de que en el análisis de sangre que me tengo que hacer la semana que viene (una semana después de ovular) me salga la progesterona baja y se arregle todo con un par de pastillas o inyecciones. Ya veremos.

Ah, también me dijo que mi reserva ovárica era adecuada (¡menos mal!) pero que la tiroides habría que controlarla en el futuro porque aunque está dentro de los límites está muy baja y que casi podría decirse que tiene Unterfunktion (hipotiroidismo). Cuando le pregunté por los síntomas del hipotiroidismo me recalcó que yo no lo tenía y que no tenía por qué preocuparme pero que había que vigilarla en el futuro. Ya, ya, que no me preocupe, como si fuera tan fácil. Sobre todo, después de haber leído en algún sitio una petición para que se diagnostique el hipotiroidismo con unos niveles superiores a los actuales. Es decir, que parece que algunas mujeres sufren de hipotiroidismo aunque la OMS se niegue a afirmar que con esos niveles lo sea. ¿Y si soy yo una de esas mujeres? Para la Doctora T. no hay duda de que no hay por qué preocuparse (todavía) y yo me desespero de nuevo al ver que todo está bien y que las posibilidades de que mis trompas estén obstruidas o tenga endometriosis aumentan. Como todo siga así no me voy a poder librar de pasar por la laparoscopia. ¡Qué miedo!

viernes, 14 de marzo de 2014

¿Cómo informar al jefe?

En cuanto me bajó la regla y ya supe cuándo era mi día 13 del ciclo, llamé al KiWuZee hice mi cita para la ecografía. Por suerte, me dieron la cita para el día y la hora que mejor me venía.

Mi único problema era informar al jefe de la importancia de esa cita y rogarle que me diera el día libre. ¿Rogarle? Sí, en mi trabajo no está bien visto faltar. Mi jefe, de hecho, se pone nervioso cuando alguien falta, yo creo que más por tenerse que justificar ante sus clientes que por el hecho en sí de que haya menos empleados en la empresa.

Sólo de pensar en qué contarle y, sobre todo, cómo explicárselo, me ponía mala. Pero no me quedaba otro remedio. Sé que algunos de mis compañeros, por no enfrentarse a él, llaman el mismo día por la mañana y dicen que están enfermos, pero eso para mí no era una opción ese día porque tenía una reunión importante y faltar avisando con tan poca antelación habría sido una putada para mis compañeros. Así que decidí pedir una cita a su secretaria y que fuera “lo que Dios quiera”.

La cita me la dio el lunes por la mañana. No os imagináis lo nerviosa que estaba. Cada día repetía el diálogo en mi cabeza una y otra vez, con la absoluta seguridad de que cuando tuviera delante al jefe me quedaría en blanco y no me saldría ninguna de las frases que tan bien había memorizado. La noche antes de tener que hablar con él tuve unas pesadillas terribles: que me dormía y llegaba tarde al trabajo, que me despedían, que en una reunión el jefe anunciaba a todos mis compañeros que yo iba a empezar un tratamiento de fertilidad… ¡Qué horror!

Llegué al trabajo como si me hubiera pasado toda la noche de juerga y tuviera una resaca del copón. Me armé de valor y me fui al despacho del jefe con mi único objetivo de que me diera libre el martes de la semana siguiente. Llamé a la puerta y allí estaba él, sonriente, esperándome, preguntándose, imagino, para qué había pedido una cita con él. Y ahí tenía yo mi frase preparada: “Ja, Herr B., yo quería…, ¿cómo era? ¿qué quería decir? ¡Scheiβe, sabía que se me iba a olvidar!”. Así que tuve que improvisar. Le dije primero que tenía una cita importante en el médico y que necesitaba que me diera el día libre. Él, todo entrañable, me preguntó si era un “asunto de mujeres” y si le iba a dar una “buena nueva”. “Pues no, Herr B., de “buena nueva” nada, de hecho, bastante mala, ya que el médico al que voy es precisamente al del KiWuZe porque de forma natural parece que no funciona”. Sus ojos, de repente, se hicieron muy grandes, tanto que me sentí obligada a explicarle todo: que sólo iba a hacerme unas pruebas y que era importante hacerlas ese día porque dependía del día del ciclo, de la menstruación, de la ovulación... En ese momento creo incluso haber notado subir el color a sus mejillas, claro que no tanto como a mí, que estaba a punto de explotarme la cabeza.

Cuando ya pensaba que nuestra conversación estaba a punto de terminar y estaba preparada para levantarme, darle las gracias junto a un apretón de manos e irme, parece que se sintió con ganas de hablar y empezar un small talk de esos que tanto le gustan. “No, por favor, hoy no” – pensé yo – “¡no quiero hablar de eso con usted!”. Como no debió de notar el pánico en mi cara, se puso a hablar de la reproducción asistida y hasta qué punto, para él incomprensible, las parejas estaban dispuestas a darlo todo por ser padres.

Continuó hablándome de las afirmaciones de la escritora SibylleLewitscharoff, que días antes había dado un discurso nosédónde y había puesto a parir tanto a los médicos que practican la reproducción asistida, llegándolos a comparar con Frankenstein, como a las parejas que se dejan tratar por ellos. Por si eso no fuera poco, esta señora también comparó las clínicas de fertilidad con los laboratorios médicos en los que los nazis hacían sus experimentos y  llamó a los niños nacidos por reproducción in vitro “Halbmenschen”, es decir, no totalmente humanos, sólo “medio-humanos”. Una aberración, vamos.

Bueno, pues mi jefe, al parecer, no está de acuerdo con todo lo que dijo esta señora, pero sí con pararse a pensar si queremos vivir en el futuro en una sociedad donde todo es posible: hombres que donan su semen y “hacen” niños a los que no van a conocer nunca, mujeres lesbianas que tienen hijos sin saber quién será el padre de su criatura, hijos que no saben quiénes son sus padres… y todo eso, según él, sólo por hacer realidad el sueño de algunas mujeres que no pueden sentirse realizadas si no son madres.

De nuevo el color subió a mis mejillas, esta vez no por vergüenza sino más bien por ira; ira por no poder discutir abiertamente con él sobre este tema, primero porque él es mi jefe y no creo que éste sea un tema apropiado para un small talk con el jefe, y además porque me quedé tan bloqueada que de nuevo mi alemán se convirtió en basura y lo único que pude balbucear fue que seguramente muchos de esos hijos de lesbianas o de donantes de semen desconocidos eran mucho más felices que muchos otros nacidos de matrimonios tradicionales. ¿O es que los matrimonios tradicionales son los únicos que tienen la capacidad de amar a sus hijos? ¿No son muchos más los casos de maltrato infantil dentro de los matrimonios tradicionales que en familias monoparentales o por parte de parejas homosexuales?

Con esto no quiero decir que crea que los matrimonios tradicionales traten peor a sus hijos que los homosexuales o las mujeres que se han acudido a un banco de esperma, pero sí que toda mujer debería tener derecho a decidir cómo y cuándo tener hijos si su reloj biológico empieza a hacer tic-tac. Además, lo que parece que no entiende mi jefe es que el hecho de que exista esa opción no obliga a nadie a elegirla y mucho menos que en el futuro todos los niños nacidos en el mundo sean “halbmenschen”, como la impresentable esa dice, no sepan quién es su padre. Es como con la polémica del aborto: no porque sea legal va a haber más mujeres que dejen de usar métodos anticonceptivos. La opción está ahí para un caso de urgencia, ¿o no?


lunes, 10 de marzo de 2014

Enttäuschung

Sí, decepción. Otra de tantas.

El viernes me levanté temprano, contenta y motivada, para hacerme el primer análisis que me han mandado en el Kinderwunschzentrum. Para que no tenga que hacerme cada vez los 60 km que separan mi ciudad de la ciudad en la que está el Kinderwunschzentrum, la Doctora T. me dijo que podía hacerme los análisis de sangre en la consulta de mi ginecóloga, en mi ciudad.

Dos veces antes de ir a la consulta llamé: una nada más volver del Kinderwunschzentrum y otra el día que me bajó la regla. En los dos casos les expuse mi caso y me dijeron que sin problemas, que fuera sin pedir cita el día que fuera necesario.

Y allá que me fui, como ya he dicho, contenta y motivada. Me hicieron esperar un rato en la sala de espera, cosa que me pareció rara porque no había nadie esperando para el Labor, pero bueno, tampoco es que me preocupara mucho tener que esperar porque era bastante pronto y tenía todo el día por delante. Por fin llegó una de las Helferinnen y me dijo que la Doctora B. quería hablar conmigo y que podía ya pasar. Me emocioné. Pensé: ”Qué guay, seguro que le ha sorprendido que me dieran cita en el Kinderwunschzentrum tan rápido y quiere preguntarme qué tal fue”.

¡Qué ilusa! Lo que me dijo, resumiendo, fue que ni de coña me iba a hacer ella los análisis en su consulta porque costaban un ojo de la cara y que ellos no tenían “Budget” para esas cosas. Que eso era cosa del Kinderwunschzentrum y que tenía que irme para allá inmediatamente si no quería perder el ciclo.

Se me saltaron las lágrimas de la rabia. Le pregunté que cómo era posible que después de haber llamado dos veces en diferentes semanas nadie me dijera que no era posible hacer los análisis ahí, que cómo era posible que siempre me dijera que me iba a ayudar en todo lo que pudiera y que justo la primera vez que la necesito me da ese plantón tan grande. Lo dicho, me faltó nada para ponerme a llorar. Pero no, ella no sólo no me consoló, sino que además no se le ocurrió otra cosa mejor que decirme que no podía venirme abajo por una Kleinigkeit así, ya que yo había decidido ser madre y el camino de la maternidad estaba lleno de obstáculos mucho peores que coger un tren y perder la mañana yendo a otra ciudad a hacerse los análisis.

No me sirvió de nada decirle lo que pensaba de todo eso, así que acabé cogiendo el tren, perdiendo la mañana y haciéndome los análisis en el Kinderwunschzentrum a 60 km de mi casa. Resultado: 4 horas entre unas cosas y otras para un pinchazo de menos de un minuto.

Eso sí, aunque todavía no me lo creo, fue el mejor pinchazo de mi vida. No noté absolutamente nada y cuando la Helferin me dijo que ya me podía levantar, pesé que la había entendido mal y que le que decía es que ya podía ir cerrando el puño.

Así que ya sabéis cómo va el tema aquí. Es posible que el Kinderwunschzentrum os ofrezca la posibilidad de haceros los análisis en la consulta de vuestro ginecólogo, es posible que llaméis a la consulta y que las chicas que os cojan el teléfono os digan que sí podéis hacer los análisis allí sin ningún problema, peeeero aquí la última palabra la tiene el mismo ginecólogo así que lo mejor es que pidáis hablar con el médico y que él os aclare si os los va a hacer o no. No vaya a ser que por fiaros de las chicas de la recepción perdáis el ciclo y no están las cosas (ni la paciencia) para estar regalando ciclos.

Yo tuve suerte porque ese día madrugué de casualidad y me planté en la consulta del ginecólogo bien pronto. Si me hubiera levantado dos horas más tarde… ¡No lo quiero ni pensar!

Ahora a esperar al día 13 del ciclo para que me hagan la ecografía y me digan los resultados del análisis. Parece que van a mirar los niveles de las principales hormonas (estrógenos, progesterona, LH, tiroides…) y mi reserva ovárica (AMH en alemán). ¡Qué nervios!

Y vosotras, ¿os habéis hecho ya este tipo de análisis? ¿qué tal salieron vuestros resultados?

viernes, 7 de marzo de 2014

Nombre de bebé alemañol

Es curioso que muchas parejas, incluso mucho antes de empezar la búsqueda de bebé, empiecen a fantasear con el nombre que le pondrán cuando nazca. No fue diferente en nuestro caso. No llevábamos más que unos meses saliendo cuando ya empezamos con nuestra discusión sobre el nombre que les pondremos a nuestros hijos.

Imagino que es un tema complicado para cualquier pareja pero cuando una española se casa con un alemán y tiene un bebé en Alemania, la cosa se complica aún más: que si hay que elegir un nombre que exista en los dos países (España y Alemania), que si tiene que pronunciarse igual en los dos idiomas, que si tiene que acentuarse igual, que si no puede tener ni acento ni Umlaut ni, por supuesto, β, que si el nombre alemán no puede sonar a “viejo” en España… Como veis, no es tarea fácil.

Si además a uno de los dos le gustan los nombres exóticos y al otro los nombres tradicionales, la discusión está garantizada.

Mis nombres favoritos son para chico Pablo (desde que era pequeña quería tener un hijo que se llamara así) y para chica Lucía y Dafne. Lucía se pronuncia en alemán Lutsía o Lusía, lo que no me gusta nada, así que queda descartado. Pablo y Dafne a mi marido no le gustan nada, así que quedan descartados también. A él le encanta Laura, que en alemán se pronuncia Lauggga, así que descartado también.

Otros nombres que nos gustan y que han quedado descartados por los diferentes criterios que os he contado arriba son: Marta (Maaata), Isabel (Ísabel), Alicia (Alitsia o Alisia), Julia (Yulia), Alberto (Álbat), Roberto (Gggobeeeto), David (Dávid), Nicolás (Nícolas)…

Nombres que cumplen los requisitos nombrados arriba pero que no terminan de convencernos son Paula, Anna, Luisa y Elisa para chica, y Nico (así sin “lás”) y Alex (sin “–jandro” o “–xander”) para chico.

¡Ayyy, qué difícil es esta decisión! Es que el nombre es algo que va a acompañar a mis hijos toda su vida, así que es importante que elijamos un buen nombre para ellos. Por eso, y aunque no me corra prisa, ¿qué nombre nos recomendáis? Recordad: sin r, sin z, sin j, sin ll, con el acento en el mismo lugar... A ver si entre todas podemos hacer una lista para facilitar esta decisión a las parejas alemañolas que tienen el mismo problema que yo, que estoy segura que son muchas.