La última vez que fui a la Doctora T., hará unas tres
semanas, me recetó Gonal F., unas inyecciones de folitropina alfa que, se
supone, ayudarán a madurar a mis folículos.
Como ya sabéis por mi última entrada en este blog, no es que
tenga demasiadas esperanzas en este tratamiento (más que nada porque yo no creo que la causa
de mi infertilidad sea la calidad de mis óvulos y también por la cantidad de
mujeres que escriben en internet que han seguido este tratamiento también y a
las que no ha funcionado) pero he prometido hacer todo lo posible por hacer mi
sueño realidad y éste es uno de los pasos que me pueden ayudar a conseguirlo.
El gran problema de este tratamiento es que las inyecciones
me las tengo que poner yo misma y yo soy una cobardica de mucho cuidado.
Daba igual que hubiera leído en internet
(por ejemplo, aquí) que no se nota ni dolor, ni picor, ni nada de nada, sabía que no iba a ser
capaz de ponerme la primera inyección yo sola y, por eso, hace unos días me
pasé por la consulta del médico de cabecera y le pregunté a la Arzthelferin si me la podía
poner ella. ¡Menos mal que me dijo que sí! O mejor dicho, ¡qué pena que me
dijera que sí! Ahora os cuento por qué.
El sábado por la mañana me levanté bastante histérica, para
qué os voy engañar, y no conseguí tranquilizarme
hasta horas después de que me hubieran inyectado el Gonal. Estuve un par de
horas intentándome convencer de que era ridículo ir a la consulta del médico para
eso y de que debería ponérmela yo sola, pero no dio resultado y allá que me
fui.
Ya desde fuera y a través del cristal vi que la Arzthelferin que estaba de turno no era la misma con la que yo había hablado el jueves, así
que tuve que prepararme para lo que fuera. ¿Y si ésta me decía que pasaba de
ponerme la inyección y al final tenía que ponérmela yo sola?
Entré en la consulta y con voz temblorosa le dije: “Guten Morgen, tengo que ponerme una inyección y no soy capaz de hacerlo yo sola. Lo
he intentado, se lo juro, pero no ha habido manera”. Cuando le enseñé lo que
era me dijo un “oh, Gott, esto no lo he hecho nunca antes, pero no será tan
difícil”. Se leyó las instrucciones por encima, bueno, en realidad creo que
hizo como que las leía porque lo que pasó después demostró que tenía yo más
idea que ella de lo que había que hacer.
Me llevó a la habitación donde suelen sacar sangre o poner
inyecciones y, al oír el teléfono, me dijo que esperara unos minutos. Unos
minutos que a mí se me hicieron eternos.
Por fin volvió, me desinfectó la zona a pinchar con un
algodón y, sin vacilar, se puso manos a la obra. ¿Para qué iba a leerse las
instrucciones detalladamente si eso “no será tan difícil”?
Primer error: Intentó abrir la “pluma” (parece que en
español se le llama así al “Pen”) por donde no era y no tirando de la tapa como
debería ser. Yo le tuve que decir cómo se abría.
Sacó la aguja y la enroscó, esto sí lo hizo bien. ¡Bien!
Me clavó la aguja y no me dolió nada. ¡Bien! Pero…
Segundo error: Me pinchó y le dio al botón tan sólo una vez
durante medio segundo (supongo que al llegar abajo del todo pensó que era como
con una inyección normal) y si no fuera por el grito que le pegué, “¡¡¡no la
saque todavía!!!”, me habría tenido que
pinchar otra vez. Había que esperar con el botón pulsado a que el indicador
llegara al cero. El cero, el cero, ¿dónde coño está el cero?
Tercer error: “¡¡¡Scheiβe, me ha clavado la inyección con el indicador hacia
abajo!!! ¡¡¡Tiene que girar la pluma para que veamos cómo llega el indicador al
cero antes de sacar la aguja!!!” Y así tuvo que hacerlo, giró la aguja cuando
todavía estaba dentro de mi michelín (cosa que suena asquerosamente repugnante
pero que apenas noté) y cuando vimos el cero sacó la aguja, le puso la tapa pequeña y
me dijo: “esto se lo lleva tal cual”. “¿¿¿Cómo??? De eso nada, eso se
desenrosca otra vez y se tira a la basura, le ponemos la tapa a la pluma otra
vez y me la llevo igual que ha venido”. “Ah, pues tiene razón”.
A pesar de la aventura, le di las gracias de todo corazón
por haberme sacado del embrollo en el que me había metido al aceptar este tratamiento y me volví a casa. Sólo en ese momento pude volver a respirar.
Y, claro, también en ese momento me juré que las próximas inyecciones
me las pondría yo misma. Y ya sabéis que lo que se jura se tiene que cumplir.
Así que ayer, después de pasar un día magnífico con una
amiga, que se había ofrecido a ponerme la segunda inyección y a la que no dejé
hacerlo por miedo a un espectáculo semejante al del día anterior, me fui para
casa y me preparé psicológicamente: “Inspira, respira, inspira, respira. ¡Tú
puedes!” Por miedo a marearme o algo así, me puse el pijama, me metí en la cama
acompañada de mi libro, mi portátil y mi móvil (por si me daba por quedarme
en la cama ya hasta esta mañana) y pensé: “¡esto es ridículo!” Así que volví a
levantarme, me fui a la cocina, me froté otro de los michelines con una algodón
empapado en alcohol (¡español!), le puse una jeringuilla nueva a la pluma y
decidí contar hasta tres antes de clavarme la aguja. “Una, dos y…” ¡Zas, me la
clavé! No sé por qué, la verdad, creo que en el último momento me di cuenta de
que como llegara hasta tres no iba a ser capaz de pincharme, pero… ¡lo
conseguí!
Y ahora no es que ya esté deseando volverme a pinchar, pero
al menos sé que esta tarde y los próximos días que tenga que pincharme no voy a
tener tanto miedo como en los últimos días.
Por cierto, no os he contado en qué consiste mi tratamiento
este mes: Tengo que inyectarme 37,5 i.E. durante 5 días (desde el día 3 al día
7 del ciclo) e ir al KiWuZe en el día 9 del ciclo para hacerme una Ultraschall y que me miren cómo se han desarrollado mis folículos. Ahí me dirán si tengo
suficientes, si son del tamaño adecuado o, incluso, si hay riesgo de embarazo
múltiple, en cuyo caso deberíamos abortar la operación “bebé” este ciclo. Sin
embargo, en caso de que los folículos sean adecuados me darán una receta para
otra inyección (creo que Ovitrelle o algo similar) que provocará mi ovulación y
en esos días tendré que tener relaciones programadas (qué palabra más sensual,
grrr) con mi marido y esperar que haya funcionado.
Si no ha funcionado, el mes que viene me subirán la dosis de Gonal F., imagino que a 75 i.E.
A ver qué me dicen el viernes en el KiWuZe. Ya os cuento.
Hola Cigüena Blanca, acabo de descubrir tu blog, me quedo por aquí, mucha suerte con la busqueda!
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Catalano Bávara!
EliminarClaro que acabas de descubrir mi blog, es que es prácticamente nuevo :) A mí el tuyo me gusta mucho, ya lo conozco desde hace tiempo, pero como no tengo niños todavía pues algunas de las cosas que cuentas me quedan un poco "lejos". No sé si me explico. Sin embargo, seguiré leyéndolo, por supuesto. Y cuando tenga hijos, ¡más!
Un saludo.
Hola me llamó la atención el título del blog porque yo también estoy viviendo fuera de España, y bueno aunque yo ya lleve un peregrinaje e de médicos por España, LUxemburgo y ahora Bruselas aunque voy a ir de nuevo a España...
ResponderEliminarEse mismo tratamiento me lo pusieron a mi hace dos años, y aunque es un asco lo de las relaciones programadas porque nunca sabes si realmente lo hiciste bien, puede que si que sea la vuestra.
Suerte!
¡Hola, Merimeri! ¡Muchas gracias por tu comentario! ¡Y por desearme suerte!
EliminarSiento mucho que tengas una larga trayectoria en esto de la infertilidad y los tratamientos para ser mamá. Te deseo toda la suerte del mundo para que por fin suceda el milagro de la vida que tanto esperas.
Te seguiré en tu blog con la esperanza de que pronto des buenas noticias.
Un saludo,
Muchas gracias cigüeña, estaré pendiente de tus noticias del viernes! Y nada que te veo toda una valiente con los pinchadiitos , yo en eso tuve suerte porque de pequeña siempre prefería las inyecciones antes que los medicaciones por tanto no tengo nada de miedo a las agujas pero aún así ,pinchadse una misma cuando te lo dicen causa un poco de impresión pero luego verás la práctica que coges! Te vas a sorprender gratamente!
ResponderEliminarUn besito!
HOLA, QUE TAL TU TRATAMIENTO CON GONAL F?
ResponderEliminarA mi me lo han mandado ahora, llevo 4 días, más 3 días más, que me tengo que poner, de 75, y el lunes tengo que ir a mi doctor, me podrías dar algún consejo, o contarme tu experiencia? gracias. Un saludo.
ResponderEliminar¡Hola, Anónimo!
EliminarOjalá pudiera darte un consejo para que tu tratamiento con Gonal F. tenga éxito, pero la verdad es que yo misma no sé qué más hacer. Ahora mismo estoy con mi tercer tratamiento con Gonal F. y, para serte sincera, muchas esperanzas no tengo.
Mis experiencias con Gonal F. y otros medicamentos las he contado en este blog. Puedes pinchar en la etiqueta "Métodos para concebir" (en cualquier parte del blog encuentras las etiquetas arriba del todo, justo debajo del título) e hicharte a leer. Pero todavía no estoy embarazada así que no sé si te ayudarán mucho mis experiencias. Lo siento.
¿Dices que te vas a pinchar 75? ¡Qué genial! Yo me pincho los primeros días 37,5 y después 50 pero 75 no me han puesto nunca. ¡Ya me gustaría ponerme 50 desde el principio! ¡Mi libido estaría por las nubes!
Espero haberte ayudado y para lo que necesites, aquí estoy.
Mucha suerte con el tratamiento y pásate a contar qué tal te ha ido.
Un abrazo,