viernes, 12 de junio de 2015

Biorresonancia

Por fin llegó el día de ir a la Heilpraktikerin cuyo método de curación es, según dice ella, la biorresonancia. Y digo “por fin” porque ya estaba deseando quitármelo de encima. Cuando hice la cita quería que llegara ese momento ya, pero para cuando llegó, dos meses después, mi motivación ya se había ido casi por completo. Y cuando esto me pasa, no es buena señal, significa que he dejado de “creer” que me ayudará, pero bueno, gracias a esto, tampoco fui muy nerviosa.

Llegué bastante puntual y cuando entré a la consulta, me sorprendió que ni siquiera estuviera la recepcionista. Después me enteré de que por las tardes la Heilpraktikerin está sola en la consulta y fue por eso por lo que me recibió ella misma unos diez minutos después.

Mi primera impresión fue que todo era bastante antiguo, como de los años 70: el edificio, la consulta, los muebles, la decoración… ¡hasta ella me pareció antigua! Y es que debía de rondar los 70 años como poco.

Vestida completamente de blanco, color a juego con su pelo, con la cara totalmente arrugada (pero de gesto amable) y bastante locker, me llevó a su despacho, donde debió de dar por hecho que yo ya conocía su método porque apenas me explicó qué íbamos a hacer.

Sólo me hizo algunas preguntas sobre las molestias que me llevaban hasta allí. Cansancio, apatía, falta de deseo sexual, alergias, enfermedades múltiples desde que empecé a tomar la píldora… De todo un poco le conté.

Ya en este momento me pregunté por qué coño tenía yo que contarle qué me pasaba. ¿No podía su máquina maravillosa adivinarlo? Pero, bueno, ya era demasiado tarde para salir por patas así que fingí que estaba interesadísima en saber cómo iba a curarme de todo aquello.

Y por fin llegó el momento de conocer el invento. Me llevó a otra habitación (todavía más setentera que la anterior) y me explicó muy por encima cómo funcionaba el cacharro.

Se trata de un aparato que recuerda a un antiguo equipo de música, sólo que con más botones y sin lugar para meter los cassettes. De éste salen un montón de cables que bien podrían ser la clavija de unos auriculares pero que en vez de conectarse a un reproductor de mp3, se conectan a una especie de cilindros y bolas de un material que podría ser latón. Los cilindros sirven, se supone, para diagnosticar tu enfermedad mientras que las bolas sirven para curarla.

Otros cables, también terminados en una especie de clavija son los que se utilizan para buscar el lugar donde tiene lugar la enfermedad: el hígado, la vesícula, el corazón, y mínimo 17 partes del cuerpo más. Y digo 17 más porque con esas clavijas no es que te toque directamente en los órganos sino que (como en muchas otras técnicas de curación y charlatanería) busca tu enfermedad en los dedos de las manos y de los pies (20 en total, ¿no?).

www.balancedbodywellnesscentre.com

Y empezó el show.

Mientras yo sujetaba uno de los cilindros con la mano derecha, ella acercaba la clavija a cada uno de los dedos de mi mano izquierda y esperaba la reacción de la máquina. Después, al contrario, yo sujetaba el cilindro con la mano izquierda y ella acercaba la clavija a los dedos de mi mano derecha.

Para haceros una idea mejor, podéis ver esta fotografía:


www.lifeharmonizer.name


Como podéis ver, la máquina, además de botones, tiene a la derecha un medidor circular con una aguja. Pues ésta sube o baja, según la intensidad de las ondas electromagnéticas que emitan mis órganos. Si se mantiene la aguja por debajo de 70, todo está bien. Sin embargo, a partir de 70 la máquina empieza a pitar y, según ella, eso significa que la enfermedad está en el órgano al que corresponde ese dedo. No sé si me explico.

La verdad es que a mí todo el rollo me recordaba un poco al juego “Conector”, ése de preguntas con diferentes respuestas y que si pinchabas en la respuesta correcta se iluminaba la bombilla. Pues igual.

www.ionlitio.com

Ya no recuerdo en qué dedo pitó la máquina ni a qué órgano me dijo que se correspondía porque lo que vino después me interesó muchísimo más. Y es que ahora lo que tocaba era descubrir qué era lo que causaba la molestia.

En la foto también podéis ver que encima de la máquina hay una especie de lapicereros con tapa, también de latón, que también están conectados por cables a la máquina. En éstos se coloca una especie de ampollas rellenas de algo que puede ser la causa de la enfermedad y se vuelve a acercar la clavija al dedo que había hecho pitar a la máquina.

Me preguntó qué alimentos había consumido aquel día y cogió las ampollas rellenas de esos alimentos (o sin rellenar pero con una etiqueta que llevaba ese nombre) para ver si era eso lo que provocaba mi malestar.

“¿Café? Por debajo de 70. ¡Bien!”
“¿Pan? Por debajo de 70. ¡Fantástico!”
“¿Lactosa? Pííííííííííííííí ¡Mogollón!”
“Uy, señora Cigüeña Blanca, me temo que su problema es que tiene una intolerancia a la lactosa pero no se preocupe porque por el módico precio de 35€ se la curo en menos de 10 minutos. ¿Quiere que lo haga?”

Y yo, que debía de estar bajo el efecto de alguna droga muy muy rara, dije que sí.

Y el show continuó.

Me hizo sujetar las bolas de latón (también con cables) con las dos manos y poner los pies en una especie de placas (sí, lo adivinasteis, también de latón) y pulsó unos botones en la máquina para que empezara la cuenta atrás. Cuando el contador llegara a cero, ¡estaría curada!

homeopatiavalladolid.com

La cuenta atrás terminó e hizo la prueba que demostraría que todos mis males se iban a acabar esa misma tarde. Me dio otra vez un cilindro, puso la clavija esa de antes en el dedo con el que la máquina había pitado y… Píííííííííííí

“Uy, señora Cigüeña Blanca, me temo que hay un error. Yo ya la he curado, así que no debería volver a pitar”.

Y lo intentó de nuevo: Píííííííííííí

“Uy, señora Cigüeña Blanca, no sé qué pasa”.

Empezó a tocar más botones (supongo que apagaría lo que hacía sonar la máquina, jajajaja) y al volverlo a intentar la máquina ya no pitó.

“Ay, sí, señora Cigüeña Blanca, ahora sí va a sentirse mejor desde hoy mismo”.

Aun así, se levantó, se puso detrás de mí y, no, no me estranguló, sólo me tocó la columna vertebral a la altura del cuello y me dijo que tenía una vértebra fuera de su sitio pero que ella (supongo que también por un módico precio) podía colocármela de nuevo. Y se supone que lo hizo.

Después de toda la parafernalia, me advirtió de los posibles efectos secundarios que podría sentir a lo largo de la tarde y se despidió de mí no sin antes decirme que la factura me llegaría a finales del trimestre.

Salí de allí aliviada. No porque creyera lo que la mujer me había contado sino porque la experiencia no había sido tan traumática como me esperaba. Y además, aunque ahora mismo ya no me lo puedo creer, os juro que el dolor de cuello contra el que llevo meses luchando, de repente, esa tarde desapareció. ¡Me había curado, jajaja!

Sin embargo, decidí no tomar ninguna decisión inmediatamente. Por un lado, mi opinión en contra de los Heilpraktiker siempre ha sido muy radical, al igual que la de la mayoría de los españoles pero, por otro lado, los alemanes creen tanto en estas cosas… No quería dejarme llevar por ninguna de las opiniones que escuchaba cuando sacaba el tema, quería analizar en tranquilidad lo que había vivido en esa consulta y sacar mis propias conclusiones.

Aun así no me fui directamente a casa a cavilar, sino que quedé con mi marido en el centro para ir de compras y cenar. En el Kneipe le conté lo vivido y nos echamos unas risas. Tomamos unas cervecitas y volvimos a casa.

Y no sé qué me pasó después, me sentía tan despierta, tan activa, tan… tan… excitada… que cogí a mi marido sin preaviso, lo desnudé completamente y, por primera vez en mucho tiempo, echamos el polvo del siglo. Me gustó, me gustó como hacía muchísimo tiempo que no me gustaba. Y aunque esa misma tarde me había hecho un test de ovulación y había salido positivo, lo que menos me importaba en ese momento era si me quedaría o no embarazada ese ciclo. Sólo me importaba recuperar el placer que durante tantos años había perdido.

Al día siguiente me levanté con dolor de culo, jajaja. Y sí, el cuello también me dolía. ¡En realidad me dolía todo el cuerpo! ¿Sería el mambo de la noche anterior o serían los efectos secundarios de los que me había hablado la Heilpraktikerin?

Y en el tren al trabajo empecé a hacerme Gedanken:

- Está demostrado que el placebo ayuda si el paciente cree que le ayuda, así que sólo tengo que creer. ¿Y si lo de ayer fue realmente debido a la energía que me pasó el aparato ese? ¿Y si aunque yo no crea me ayuda? Y el efecto placebo se apoderó de mí.

- ¿Y si el polvazo de ayer será el “definitivo” y este mes me quedo embarazada? ¡Sólo tengo que creer!

Pero una hora más tarde llegué al trabajo y, qué casualidad, la primera persona con la que me encontré fue la compañera que me había recomendado a la Heilpraktikerin y la biorresonancia. Y cuando me preguntó qué tal me había ido, desperté del Rausch y le fui sincera:

“Bueno, supongo que si creyera en ello, me ayudaría, como cualquier placebo, pero como no me lo creo, supongo que tendré que seguir sufriendo mis molestias hasta que encuentre una mejor solución”.

Y entonces otro montón de Gedanken se hicieron cada vez más presentes en mí:

- La biorresonancia es un placebo y, según crean o no en sus efectos, a muchas personas les ayuda y a muchas otras no.

- Si sólo es un placebo y lo saben, ¿por qué elegir una máquina tan surrealista en vez de dar un placebo en pastillas (como los glóbulis) en el que muchas más personas creerán? Si en vez de esta máquina, eligieran las pastillas, tendrían que cobrar menos, por lo que ganarían menos o… ¿ganarían más porque al ser más barato iría más gente?

- ¿De verdad es más barato? Creo que la Heilpraktikerin de las hormonas bioidénticas me cobró más o menos lo mismo sólo por el Erstgespräch. Con la biorresonancia me incluía en el precio todo el diagnóstico. ¡Vaya, estoy de suerte!

- La biorresonancia cura pero… sólo enfermedades que no se tienen.

- ¿Intolerancia a la lactosa? Jajajaja, vale, es verdad que la leche no es mi bebida favorita y que odio beberla caliente, pero de ahí a que sea la causa de todo…

- ¿Una vértebra fuera de su sitio? ¡Vamos, anda! ¿Y por qué ni mi traumatólogo, ni mi fisio se han dado cuenta hasta ahora ni se ve en las radiografías que me hicieron hace unos meses?

- Lo dicho, la biorresonancia sólo diagnostica enfermedades que no tienes porque sólo de éstas te puede curar. Estoy segura de que si me hago un test de lactosa me dará negativo. Yo sé que lo será porque nunca he tenido intolerancia a la lactosa, pero alguien que crea en estas cosas pensará que la biorresonancia lo ha curado, ¿no?

- ¿Y qué pasa con mi Heuschnupfen? ¿Cómo es posible que llegara moqueando a la consulta y no le diera por pensar a la Heilpraktikerin que tengo alergia al polen? ¿Por qué deja de hacer el test en cuanto la primera cosa da positivo? ¿Por qué no sigue metiendo en la máquina ampollitas con otros nombres para que encuentre otras causas? ¡Está claro, del Heuschnupfen no habría podido curarme!

- Y lo que más me llama la atención: ¿Cómo es posible que en Alemania haya tantísima gente que cree tan ciegamente en todos estos métodos? Y sobre todo, ¿cómo no les da vergüenza reconocerlo públicamente? Se trata en muchos casos de los llamados (en Alemania) “académicos”, es decir, personas con formación universitaria y empleos de muchísima responsabilidad. ¿Cómo son capaces de gastar tanto dinero en estas cosas y no quererse darse cuenta de que les están tomando el pelo?

- ¿Cómo después de esta experiencia surrealista podré volver a mirarle a la cara a la compañera de trabajo que me lo recomendó (y me juró que tanto a ella como a sus hijos les ha curado alergias múltiples) y no pensar que estoy hablando con una “colgada”? ¿Cómo volver a creer en el prestigio de los médicos de cabecera aun sabiendo que los hay (como su marido) que también usan este método engañabobos en sus consultas?

Pues ni idea.

La verdad, decepcionada no estoy en absoluto porque nunca he creído que el método en sí pudiera funcionar. Sin embargo, una parte de mí sí deseaba que el efecto placebo funcionara y que empezara a sentirme mejor. Incluso una pequeñísima parte dentro de mí tenía una pequeñísima esperanza de que el embarazo se produjera este ciclo (después de lo bien que me lo pasé el día que ovulé pero, no, no ha sido así.

Con la llegada de la regla, se ha ido la esperanza de que algún aprendiz de Carlos Jesús me pueda ayudar. Pero aún queda la esperanza de que la in vitro a la que nos vamos a someter el próximo ciclo funcione por fin.

www.culpito.webatu.com

Ya os iré contando.

8 comentarios:

  1. jajaja ays madre... que me he reído con cómo cuentas todo en la entrada... jajaja

    Solo una cosita... el placebo funciona... incluso cuando se conoce que es placebo... Y funciona más cuanto más "sofisticado" es ... Es decir... es máquina funciona más que el que te den una pastillita de azúcar. Y una pastillita de colores intensos y forma chula... funciona más que si es una pasatillita blanca y simple... ajja Curioso ¿eh?

    Pero si sirvió para esa tarde loca... jaja pues bienvenido sea... Aunque igual es un poco caro... jaja =)

    Un abrazo

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    1. Irene, estoy de acuerdo con que funciona, pero imagino que sólo cuando se confía en que funcionará, ¿no? Jajaja, yo también me he reído un montón recordando la sesión. He pasado por un montón de fases desde que estuve allí y me quedo con la de no fiarme ni un pelo. Y en la factura prefiero no pensar, ya te contaré la semana que viene a cuánto asciende, miedo me da :)

      Mil gracias por comentar.

      ¡Un beso!

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  2. Vaya historia, pues debe ser entonces algo así lo que había leído que se hizo Raquel del Rosario porque ella hablaba también de biomagnetismo. Ahora que ya han pasado un par de semanas ¿no notas nada diferente?
    Yo tampoco es que crea especialmente en estas cosas, pero si fueran gratis yo iría a probarlas, me parecen tan curiosas jeje Y además yo soy mucho más partidaria de buscar la raíz de los problemas y curarlos ahí, y no de poner parches temporales o tomar pastillas de por vida.
    Pero bueno que aunque ese ciclo no lo hayáis conseguido aún, sé que llegará pronto! No dejes de picar a puertas y probar cosas, donde menos te lo esperes encontrarás algo que os ayudará seguro!

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    1. ¡Muchas gracias por tu comentario! Espero que tengas razón y pronto pueda contar aquí que lo hemos conseguido, pero por ahora parece que tendré que esperar un poco más...

      Sí, ya han pasado un par de semanas y debo reconocer que, aunque no creo que el motivo sea la biorresonancia, sí siento algo diferente. ¿Casualidad? A ver si tengo un ratito la próxima semana y cuento en el blog de qué se trata.

      Por cierto, estoy de acuerdo contigo en que es mejor buscar la causa de los problemas en vez de poner parches y tomar más pastillas, pero parece que se me han agotado todas las vías. Después de probar todo lo que se puede probar (nuevo médico de cabecera, dos nuevos ginecólogos, visita al endocrino, al naturólogo, ir a una charlatana...) claudico. Ya mismo vuelvo al KiWuZe y a ver qué pasa...

      Y otra vez por cierto, justo hoy me ha llegado la factura de la biorresonancia: ¡170 euracos por el espectáculo!

      Un abrazo,

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  3. Me encanta, hace mucho que no leía algo tan novedoso para mí, desconocía todo esto y la verdad me ha gustado enterarme,de ver la maquinita y que nos cuentes lo que se siente. Aquí en España no se entera una de que estas cosas existen. Menuda experiencia!!!

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    1. Sólo puedo decir una cosa: "¡Aléjate de esta gente!". A mí ya me han engañado una vez. Pero no lo harán una segunda vez.

      Parece que en España también existe pero, por suerte, no está tan extendido. Pero dales tiempo y verás. Es dinero fácil y mucha gente fácil de convencer.

      Espero que contar mi experiencia sirva de algo a otras personas.

      Un abrazo,

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  4. Hola, Cigüeña Blanca. Muy entretenida tu entrada.
    He llegado aquí desde tu comentario en el blog de Daniel Manzano, buscando información sobre el funcionamiento del aparatito que pita.
    Yo también me sometí a él, y no una sino dos veces, hace ya diecisiete años, así que te puedo asegurar que en España se utiliza esta basura disfrazada de high-tech.
    Y no, no tienes razón al decir que sólo cura enfermedades que no se tienen. Lo correcto sería decir que tampoco las cura.

    Yo sufro desde hace tiempo una compleja enfermedad crónica, y por eso en mis primeros años de desesperación caí en la consulta de varios de estos desaprensivos; dos de ellos de ellos utilizaban el mismo aparatito que aparece en la imagen. Éste tiene ya unos años, los modernos son mucho más compactos y además vienen con conexión para un ordenador tipo PC o portátil, donde se debe instalar el software. El operativo es similar al que tú describes.

    Lamentablemente, aquí no sólo lo usan chamancetes más o menos disfrazados de médico, sino que se oferta en clínicas de cierto nombre, e incluso hay asociaciones de ayuda que con bastante poco criterio (voy a pensar que es sólo eso) lo recomiendan para tratar enfermedades como la que yo sufro. Una verdadera catrástrofe.
    Evidentemente, es una estafa de pies a cabeza, pero su inutilidad se diluye, como la de tantos otros "enfoques terapéuticos" en una mezcla de "a mí me ha ido bien" , "me parece que algo hace", "a lo mejor no es sólo eso, pero junto con lo demás que me han hecho sirve" y el hecho de que pese más una opinión favorable que mil contrarias.
    Sin contar que muchos de los que son defraudados nunca lo expresan.

    Gracias por tu ayuda, pequeña quizá, pero voy a tratar de amplificar su valor.

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    1. Hola, hace poco hice una sesión con la maquina scio, por sugerencia de un medico, muy bueno, que como yo no se puede curar con la medicina tradicional.
      Probé todo tipo de tratamientos , incluso consumiendo productos vía oral e inyectados ,que quien sabe de que están hechos. Pero como con esto no me meten nada en el cuerpo que me pueda producir una enfermedad, fui a una sesión , solo para sacarme la duda, también con una pequeña esperanza, y sin entender como gente muy educada e inteligente va y dice que le hace bien, aunque entiendo, porque me pasó y pasa que la desesperación hace que uno trate todo.
      A la mitad de la sesión, luego de mostrarme que vértebras y huesos tengo dañados, que órganos tengo inflamados , que vitaminas me faltan y que alimentos me hacen mal llegamos a que tengo estrés geopatico , que es causado por el magnetismo terrestre, que como todo alguien puede creer o no, pero la remataron con que, me lo sacaban con la maquina, pero que si dormia en el mismo lugar me iba a dar de nuevo, así que ellos me iban a decir con la maquina que había pasado a distancia , jajaja si ,sin ningún sensor para eso, la maquina con solo saber como me llamo sabe lo que me pasa a muchos quilómetros de distancia, y también con energía transforma agua mineral en remedios que tienen enzimas, vitaminas y otras sustancias que me van a curar.
      Finalmente me sentí aliviado , ya que me saque la duda y googleando veo que hay gente que lamentablemente gasta mucho mas que yo, leí que sale 20000 dólares esa maquina. Yo compre alguna que otra maquina, pero a unos cientos de dólares nada mas ( si caí varias veces) , lo que hace la desesperación.
      Por supuesto, no me curé, ni sentí alivio alguno, ni tampoco los efectos colaterales del tratamiento que me dijeron iban a pasar.
      Y voy a seguir probando cosas hasta que muera o encuentre la solución , que seguro será de mano de la medicina :-)

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