viernes, 3 de julio de 2015

Quédate conmigo

Harta de ver en la estantería de mi habitación todas las cajas de pastillas e inyecciones varias que he necesitado en los últimos años para llegar hasta ti (o, mejor dicho, para que tú llegues hasta mí), he decidido seguir el ejemplo de Meri (¡Gracias, Meri!) y meter todo en una caja para no tener que verlo siempre y así no derrumbarme pensando cada vez: “¿por qué yo?”

Agnucaston (agnus castus)
Gonal F.
Ovitrelle
Progestan
Utrogest
Estradiol
Elonva
Orgalutran

He llegado a acumular tantas cajas, blísters y prospectos que la única caja en la que cabe todo es una de las botas de invierno que me compré el año y que tenía intención de decorar para utilizar en una ocasión mejor. Sin embargo, cuando vi la caja ahí, recordé la entrada del blog de Meri y cómo ella de una caja triste llena de medicamentos hizo una caja alegre a la espera de ser llenada de cosas alegres. Entonces supe que ésta se convertiría en tu caja.

Pero no pude esperar a acabar el tratamiento y tenerte para llenarla. Porque de repente estabas ahí, mirándome con esos ojos tan espectaculares que tienes, y yo no pude hacer otra cosa que cogerte en brazos, apretarte contra mí y llorar y llorar y llorar…

“Por favor, quédate conmigo”
“Esta vez quédate”
“Te prometo que voy a ser la mejor madre que puedas imaginar”
“Voy a cuidar de ti y hacer que seas el bebé más feliz del mundo”
“Esta vez tienes que quedarte pero ya no sólo por mí, eres el bebé más deseado del mundo”
“Tu padre también te quiere… ¡y tiene tantas ganas de enseñarte tantas cosas!”

Y te estreché todavía más fuerte contra mi pecho, y mis brazos apenas dejaban ver una pequeña parte de ti. Te acaricié la cabeza, ya sin ningún pelo, te conté cada uno de los dedos de las manos y me fijé en tus pies. Podía esconderlos en el puño de mi mano, ¡tan pequeños son!, y los besé una y cien veces.

“¡Quédate conmigo! ¡No puedo vivir ni un día más sin ti!”

Entonces te senté al lado de tu caja y decidí que era el momento de enseñarte todo lo que ya tenemos para ti. Abrí el armario y rebusqué entre mi ropa.

“¿Has visto qué vestido más precioso? Lo vi en H&M hace ya… déjame pensar… ¡hace ya seis años! y no pude evitar comprártelo”
“¿Y no te parece que éste es el jersey de niño más bonito que hayas visto nunca? Estoy segura de que aunque nacieras niñas estarías deseando tener un año para poder ponértelo”
“¿Y no estás deseando ya saber andar para poderte poner estos calcetines ABS que te compramos en la mejor ciudad del mundo?”

Y te pregunté si no te importaría que metiera todo esto ya en tu caja, aunque todavía esté llena de medicamentos usados o por usar. Y parecía que a ti te hacía tanta ilusión como a mí así que metí tu ropa en la caja, la cerré, la coloqué en lo alto de la estantería y te senté a ti encima de ella.

Tú eres ahora el guardián de la caja. Tú eres ahora el encargado de que esta caja no tenga que volverse a abrir. Ahora depende de ti que tenga o no que volver a pincharme, que tenga o no que volver a tomar las pastillas…

Y volví a cogerte entre mis brazos, a besarte, y a hablarte:

“¡Por favor, quédate conmigo! ¡No sé si podré seguir la búsqueda! ¡No podré soportar un fracaso más!”

Y, de nuevo sentado encima de tu caja, me miraste y, casi como un dios, parecía que aún querías más. Y yo te vi ahí, en tu altar, tan solito, que decidí dar un paso más y ofrecerte compañía.

Salí corriendo al dormitorio y cogí los muñecos que tenemos reservados para ti. La ovejita, la jirafa y, desde hace un par de meses, también el burro, te acompañarán en lo alto de la estantería, sentados contigo encima de tu caja. Ellos te harán compañía. Te demostrarán lo deseado que eres. Te harán saber cuántos años llevamos ya buscándote.

¡Ay, casi se me olvida, también un par de cuentos! Sí, ahora sí. Ahora sé que, aunque yo no pueda estar todo el tiempo aquí hablándote, abrazándote, besándote, todo lo que te acompaña encima de tu caja te recordará cada segundo cuánto te quiero, cuánto pienso en ti.

 “Por favor, quédate conmigo”

Te prometo que si te quedas conmigo, si decides anidar en mi vientre, no me separaré de ti ni un segundo y, que si decides nacer, te apretaré tan fuerte como lo hago ahora, te querré todavía más de lo que ya te quiero hoy y te juro que jamás tendrás motivos para arrepentirte de haber querido formar parte de esta familia.

“Te quiero”
“Te queremos”
“Quédate”

PD: Recuerdo la primera vez que te tuve entre mis brazos. Debía de tener 5 ó 6 años el día que Papá Noel te trajo en su saco y te dejó en mi salón. Desde ese día, hace ya más de treinta años, siempre has sido mi favorito. ¿No crees que ya va siendo hora de que seas real?

10 comentarios:

  1. Ay nena! Que nudo más gordo se me ha hecho en la garganta..... Qué bonito y a la vez que amargo lo que escribes.... Pero te voy a pedir una cosa, no te des por vencida, no dejes de luchar, no te cierres la puerta de la felicidad. Tarde o temprano llegará, ya lo verás!!
    Mucho ánimo y un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Mil gracias, preciosa! ¡Espero que tengas razón!

      Un abrazo,

      Eliminar
  2. Quédate con ella, a mí me ha convencido!!! ;) Tiene pinta de ser la mejor mami que te puede tocar :D

    ResponderEliminar
  3. Qué bonito lo que cuentas!! Ojalá pronto se quede contigo y para siempre!

    Un besito!

    ResponderEliminar
  4. ¡Muchísimas gracias por tus buenos deseos, Meri! ¡Y muchísimas gracias también por la idea de la caja! Harta estaba ya de ver todas las cajas en la estantería.

    ¡Un besote!

    ResponderEliminar
  5. Mucho ánimo bonita, espero que salga bien y puedas coger en tus brazos a vuestro precioso bebé...

    Ay, me has dejado con la lagrimilla en el ojo. Ojalá que podamos...

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchísimas gracias por tus ánimos y buenos deseos! Y muchísima suerte también para ti.

      Un abrazo,

      Eliminar
  6. me he emocionado tanto leyendote.... se lo que desespera acumular esas cajas pero tambien se que pronto tendras tu bebe en tus brazos por que lo mereces animo mi niña!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchísimas gracias por tus palabras!

      Yo tampoco puedo dejar de emocionarme cuando lo leo, cuando vuelvo a verlo encima de su caja y le hablo para que no olvide cuánto lo necesito.

      Espero que tengas razón y pronto esté con nosotros.

      Un abrazo,

      Eliminar