viernes, 14 de marzo de 2014

¿Cómo informar al jefe?

En cuanto me bajó la regla y ya supe cuándo era mi día 13 del ciclo, llamé al KiWuZee hice mi cita para la ecografía. Por suerte, me dieron la cita para el día y la hora que mejor me venía.

Mi único problema era informar al jefe de la importancia de esa cita y rogarle que me diera el día libre. ¿Rogarle? Sí, en mi trabajo no está bien visto faltar. Mi jefe, de hecho, se pone nervioso cuando alguien falta, yo creo que más por tenerse que justificar ante sus clientes que por el hecho en sí de que haya menos empleados en la empresa.

Sólo de pensar en qué contarle y, sobre todo, cómo explicárselo, me ponía mala. Pero no me quedaba otro remedio. Sé que algunos de mis compañeros, por no enfrentarse a él, llaman el mismo día por la mañana y dicen que están enfermos, pero eso para mí no era una opción ese día porque tenía una reunión importante y faltar avisando con tan poca antelación habría sido una putada para mis compañeros. Así que decidí pedir una cita a su secretaria y que fuera “lo que Dios quiera”.

La cita me la dio el lunes por la mañana. No os imagináis lo nerviosa que estaba. Cada día repetía el diálogo en mi cabeza una y otra vez, con la absoluta seguridad de que cuando tuviera delante al jefe me quedaría en blanco y no me saldría ninguna de las frases que tan bien había memorizado. La noche antes de tener que hablar con él tuve unas pesadillas terribles: que me dormía y llegaba tarde al trabajo, que me despedían, que en una reunión el jefe anunciaba a todos mis compañeros que yo iba a empezar un tratamiento de fertilidad… ¡Qué horror!

Llegué al trabajo como si me hubiera pasado toda la noche de juerga y tuviera una resaca del copón. Me armé de valor y me fui al despacho del jefe con mi único objetivo de que me diera libre el martes de la semana siguiente. Llamé a la puerta y allí estaba él, sonriente, esperándome, preguntándose, imagino, para qué había pedido una cita con él. Y ahí tenía yo mi frase preparada: “Ja, Herr B., yo quería…, ¿cómo era? ¿qué quería decir? ¡Scheiβe, sabía que se me iba a olvidar!”. Así que tuve que improvisar. Le dije primero que tenía una cita importante en el médico y que necesitaba que me diera el día libre. Él, todo entrañable, me preguntó si era un “asunto de mujeres” y si le iba a dar una “buena nueva”. “Pues no, Herr B., de “buena nueva” nada, de hecho, bastante mala, ya que el médico al que voy es precisamente al del KiWuZe porque de forma natural parece que no funciona”. Sus ojos, de repente, se hicieron muy grandes, tanto que me sentí obligada a explicarle todo: que sólo iba a hacerme unas pruebas y que era importante hacerlas ese día porque dependía del día del ciclo, de la menstruación, de la ovulación... En ese momento creo incluso haber notado subir el color a sus mejillas, claro que no tanto como a mí, que estaba a punto de explotarme la cabeza.

Cuando ya pensaba que nuestra conversación estaba a punto de terminar y estaba preparada para levantarme, darle las gracias junto a un apretón de manos e irme, parece que se sintió con ganas de hablar y empezar un small talk de esos que tanto le gustan. “No, por favor, hoy no” – pensé yo – “¡no quiero hablar de eso con usted!”. Como no debió de notar el pánico en mi cara, se puso a hablar de la reproducción asistida y hasta qué punto, para él incomprensible, las parejas estaban dispuestas a darlo todo por ser padres.

Continuó hablándome de las afirmaciones de la escritora SibylleLewitscharoff, que días antes había dado un discurso nosédónde y había puesto a parir tanto a los médicos que practican la reproducción asistida, llegándolos a comparar con Frankenstein, como a las parejas que se dejan tratar por ellos. Por si eso no fuera poco, esta señora también comparó las clínicas de fertilidad con los laboratorios médicos en los que los nazis hacían sus experimentos y  llamó a los niños nacidos por reproducción in vitro “Halbmenschen”, es decir, no totalmente humanos, sólo “medio-humanos”. Una aberración, vamos.

Bueno, pues mi jefe, al parecer, no está de acuerdo con todo lo que dijo esta señora, pero sí con pararse a pensar si queremos vivir en el futuro en una sociedad donde todo es posible: hombres que donan su semen y “hacen” niños a los que no van a conocer nunca, mujeres lesbianas que tienen hijos sin saber quién será el padre de su criatura, hijos que no saben quiénes son sus padres… y todo eso, según él, sólo por hacer realidad el sueño de algunas mujeres que no pueden sentirse realizadas si no son madres.

De nuevo el color subió a mis mejillas, esta vez no por vergüenza sino más bien por ira; ira por no poder discutir abiertamente con él sobre este tema, primero porque él es mi jefe y no creo que éste sea un tema apropiado para un small talk con el jefe, y además porque me quedé tan bloqueada que de nuevo mi alemán se convirtió en basura y lo único que pude balbucear fue que seguramente muchos de esos hijos de lesbianas o de donantes de semen desconocidos eran mucho más felices que muchos otros nacidos de matrimonios tradicionales. ¿O es que los matrimonios tradicionales son los únicos que tienen la capacidad de amar a sus hijos? ¿No son muchos más los casos de maltrato infantil dentro de los matrimonios tradicionales que en familias monoparentales o por parte de parejas homosexuales?

Con esto no quiero decir que crea que los matrimonios tradicionales traten peor a sus hijos que los homosexuales o las mujeres que se han acudido a un banco de esperma, pero sí que toda mujer debería tener derecho a decidir cómo y cuándo tener hijos si su reloj biológico empieza a hacer tic-tac. Además, lo que parece que no entiende mi jefe es que el hecho de que exista esa opción no obliga a nadie a elegirla y mucho menos que en el futuro todos los niños nacidos en el mundo sean “halbmenschen”, como la impresentable esa dice, no sepan quién es su padre. Es como con la polémica del aborto: no porque sea legal va a haber más mujeres que dejen de usar métodos anticonceptivos. La opción está ahí para un caso de urgencia, ¿o no?


5 comentarios:

  1. Hola guapa!
    Yo no sé qué hubiera hecho en tu caso, si hubiera oído todo ese montón de barbaridades de una persona que parece ser lo tiene todo solucionado en esta vida. Hablar con esa frialdad y esa seguridad sobre un tema del cuál no se tiene ni idea, y con lo que puedes estar hiriendo la sensibilidad de otra persona me parece de una prepotencia absoluta.
    Decirte, que a mí se me han hecho realidad dos de las pesadillas que tuviste tú antes de hablar con tu jefe, es decir, me han despedido recientemente a causa de mi deseo de ser madre y de estar sometiéndome a tratamientos de fertilidad, y posteriormente a marcharme de la empresa, absolutamente TODOS mis compañer@s de trabajo han sido informados de mis circunstancias médico-personales.
    Una maravilla.........

    paulaorti@hotmail.com

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    1. Siento muchísimo que hayas tenido que pasar por todo esto. Es injusto que te hayan despedido por someterte a un tratamiento de fertilidad y que al final todos tus compañeros se hayan enterado de todo. Lo siento muchísimo.

      Mi jefe y su mujer son de estos superambiciosos en la vida, de trabajar mucho y llegar alto, y no quieren tener hijos. Por eso imagino que no tiene ni puta idea de lo que se me pueda estar pasando por la cabeza en estos momentos tan duros. Aunque suene horrible todo lo que os he contado, sé que él en ningún momento tuvo la intención de herirme y que él no cree que someterse a tratamientos de fertilidad sea algo comparable a los experimentos de los nazis. Digamos que fue una serie de comentarios desafortunados y su inexperiencia a la hora de hablar con mujeres de temas "de mujeres" lo que le hizo decir esa sarta de memeces.

      Te digo otra vez aquí que espero que tengamos pronto nuestro ansiado positivo para que no tengamos que pensar por un tiempo en el trabajo, los jefes, los compañeros, etc. ¡Sólo en nuestro bebé!

      ¡Mucho ánimo y una abrazote!

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  2. Que jefe mas insensible... quiza por que hay gente asi llevamos tan en secreto este tema. Yo hasta ahora he podido arregarmelas sin decirselo a mi jefa, ahora que empzeare con el tratamiento de ICSI a ver si puedo seguir sin que se note...
    En mi KiWuZe (yo vivo en Dresde) me hacen siempre Krankbescheinigungs cuando me hacen pruebas que requieren mucho tiempo, y lo que suelo hacer es llamar ese mismo dia y decirles que tengo una prueba y que no podre ir en todo el dia, la secretaria ya se huele algo pero no me ha dicho nada, menos mal...
    En cuando a la tipa loca esa Sibylle Lewitscharoff, ella no es una "Halbmensch" sino una "Untermensch" (subhumano(?), dice mi google translator), que pena que haya gente asi y que le den tanta coba...
    @Paula MyFashiondream lo que dices es una injusticia en toda regla, no se puede denunciar legalmente? ademas que han aireado algo tan personal, que atenta contra la privacidad de la pesona...
    Ojala tengamos nuestro embarazo pronto!
    Animos y besos!!

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    1. Hola, Alicia:

      Bienvenida a mi blog.

      Estoy totalmente de acuerdo con lo que le has dicho a Paula sobre denunciar. El problema es que creo que en España a lo de la privacidad no le dan tanta importancia como aquí. A lo mejor sí se podría hacer algo por el despido improcedente pero no sé si funcionaría.

      Lo de la Sibylle esta pues opino lo mismo que tú. No entiendo cómo alguien puede decir esas mamarrachadas y que todos los medios la saquen, dándole así más publicidad aún. Me recuerda al caso Farruquito y no me extrañaría que ahora incluso vendiera más libros que antes.

      ¿Qué tal te tratan en Dresde? ¿Qué tratamientos has seguido ya? Muchos ánimos para ti también y... ¡a por el positivo!

      Un abrazo

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    2. Bueno no me puedo quejar, aunque a veces son muy frios, pero creo que eso es mas por el caracter aleman.
      Hasta ahora he hecho 5 inseminaciones y dentro de 2 semanas empezare con mi primera ICSI.. a ver si hay suerte!
      En que ciudad vives?

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